lunes, 9 de marzo de 2009

Curavacas, la montaña palentina.

Situada al norte de la provincia de Palencia, con sus 2.520m de altitud, tenemos esta montaña única por su relieve y su color. Ya tenia en mente desde hacía varios años subir por la canal más asequible que da acceso a esta cumbre, situada en un territorio bastante alejado de lo que son las rutas de montaña más comerciales por asi decirlo, aunque también hay que reseñar que en los tiempos que corren ninguna montaña esta libra del trasiego de montañeros que buscan terrenos desconocidos. El acceso al Curavacas comienza en un tranquilo y pequeño pueblo llamado Vidrieros, nosotros para pasar la noche buscamos un refugio de pescadores en muy buen estado y muy limpio, que se encuentta a la orilla de un río a las afueras del pueblo. Por la mañana nos levantamos muy temprano como siempre, ¡ somos muy madrugadores!, a las 9 de la mañana ya estabamos en el centro del pueblo donde comienza la ruta. tras un par de callejuelas, comenzamos a andar por una pista de tierra,de la cual a unos metros se ramifica hacia la izquierda donde nos internamos para practicamente coger la dirección correcta, la montaña siempre la tenemos de frente, en este punto, nuestra compañera de viaje, Espe, nos abandona , ella hoy no va a subir a la cima pues se encuentara un poco fatigada de los días anteriores, claro veniamos de escalar nada más ni nada menos que el Naranjo en los picos de Europa. El Curavacas, destaca por su color oscuro y tapizado de un verde muy llamativo. Esta ruta en verano, la verdad que no ofrece dificultades técnicas reseñables, cabe destacar que en invierno la cosa se pone más peliaguda, ya que con nieve y hielo el tramo final de su corredor ,se estrecha y tomá una inclinación bastante seria. A este corredor se le llama el Callejo Grande, y los que conocemos por poner un ejemplo la Sagra, comentar que el corredor de está; el famoso embudo, tiene la forma opuesta al corredor del curavacas. la sagra seria un embudo bien colocado hacia abajo y el del curacacas es como si le damos la vuelta. Durante la ascensión a mitad del corredor , compartimos la subida con un grupo de montañeros cántabros, que llevaban un ritmo trepidante, nosotros logramos adaptarnos a su ritmo e hicimos cumbre con ellos. La bajada del curavacas es una larga pedrera, donde se cogen velocidades de vertigo. Agosto de 2.008, Fulgen, Esperanza y Juan.

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